sábado, 31 de octubre de 2009

¿Cómo vivir en estos tiempos?

Una de las cosas que estoy pensando: ¿cómo vivir en estos tiempos? Es cierto, son tantas las noticias desastrosas, los dobles mensajes, las mentiras dichas con viso de verdades, o mejor dicho, con razones, que no son capaces de resistir el análisis de la objetividad u de la verdad.

Estamos cansados de tantas noticias negativas. De un perplejidad pasmosa. De una actitud mediática increíble. De un diagnóstico que nos aproxima pero que a la larga y a la corta son insuficientes, pues no resuelven los problemas.

Desde el gobierno, las respuestas no son siempre satisfactorias.

Desde los medios, estos presentan calamidades para seguir atrayendo público.

Los políticos seguen buscando su lugar, para poder posicionarse. No se sabe es por el bien común, o por el bien particular.

Las noticias que recibimos de la violencia, de la inseguridad, de las muertes, robos y atropellos, son moneda cotidiana.

Las huelgas, los piquetes y toda manifestación, lejos de pretender buenos resultados, aumentan la incertidumbre, la desconfianza y la insatisfacción.

Todo se resuelve y concluye en los logros efímeros y superficiales del sólo por hoy.

Y entonces, ¿Qué debemos hacer? ¿qué podemos hacer?

En primer lugar: pensar. Pensar para este tiempo, pero preparándonos para el futuro. Otros países lo han hecho. Cuando se estaba viviendo un régimen totalitario o demagógico, lejos de bajar los brazos: se resistía y se preparaba para el futuro.

Nuestra sociedad es grande. Debemos volver a los VALORES. Debemos buscar las cosas grandes. Podemos trabajar en equipo. Que la palabra vuelva a ser lo que quiere expresar. Cuandos sea sí, que sea SÍ. Y cuando debe ser no, que sea NO.

Nosotros, los creyentes, tenemos la fuerza de aquela que los es todo: El Señor. El Señor de la vida, el Señor de la verdad y el Señor de la historia. Todo pasará, pero sus palabras, van a permanecer.

Hoy más que nunca debemos encontrar razones de nuestra esperanza y de nuestra fe, perseverando y resistiendo a todo aquello que no tenga verdad, que sea mentira, y que no contruya para la paz, para la justicia.

No gastar pólvora en chimangos. No gasten. Resistan. Piensen, vivan, amen y que nadie destruya el proyecto que Dios tiene pensado para nosotros y para nuestra querida Nación.*

*Reflexión de Mons. Rubén Oscar Frassia, publicado en “Mc16,15”, periódico de la Diócesis de Avellaneda -Lanús (Octubre 2009, Año 1, N° 3)