viernes, 20 de noviembre de 2009

Jornada "Cívica y Nacional" por las víctimas de la violencia y del hambre


Frente al clima de conflictividad social, se convoca a un minuto de silencio por las víctimas de la violencia y el hambre.

Ante "el clamor de toda la sociedad", el rabino Sergio Bergman, el sacerdote Guillermo Marcó y el titular de Red Solidaria, Juan Carr, entre otros, convocaron, para el próximo lunes, a realizar un minuto de silencio "por las víctimas de la violencia y el hambre".

En conferencia de prensa, anunciaron una "convocatoria cívica y nacional" para el lunes 23 de noviembre a las 21.

"Que cada uno se manifieste desde el lugar donde esté, cantando el himno y con un aplauso para alentar a todos aquellos que sufrieron actos de violencia o hechos de inseguridad en los últimos tiempos", señaló Marcó.

La idea es que a las nueve de la noche, "todos los argentinos" canten el himno nacional "desde sus casas, sus barrios, en los pueblos y ciudades de todo el país, para que se escuche el clamor de toda la sociedad", detalló Bergman.

"Podemos pensar diferente pero tenemos que estar unidos en la identidad nacional", finaló el sacerdote.

La convocatoria está firmada por Diálogo Ciudadano, Red Solidaria y Argentina Ciudadana.

Fuente: VR y agencias

jueves, 19 de noviembre de 2009

20 de Noviembre: Día Internacional de los Derechos del Niño



El 20 de noviembre es el Día Internacional de los Derechos del Niño. La fecha recuerda que hace veinte años la Asamblea de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por 191 países, convirtiéndose en el primer tratado de derechos humanos con una aprobación casi universal. En la Argentina, en 1994 esta Convención fue incorporada a la Constitución Nacional.


Casi es innecesario señalar la importancia de los niños. No sólo por su dignidad como personas, que debe llevar a reconocer sus derechos, sino por el valor que tienen para la sociedad, de la que constituyen el futuro.


Los niños merecen una atención especial, sobre todo cuando son pequeños, están enfermos o son minusválidos, es decir, cuando más necesitan de todo, especialmente de amor y de cuidados.


La atención a los niños, por parte de sus padres, pero también por otros familiares -por ejemplo los abuelos- incluye lo material (alimentación, vivienda, vestido, higiene, cuidados sanitarios) y lo espiritual (amor, educación, orientación, consejo, formación religiosa).


Cuando por fallas en la familia, o ante su ausencia, hay niños abandonados, desprotegidos o maltratados, la sociedad tiene el deber de auxiliarlos, a través del Estado o de otras instituciones (hogares para niños, familias sustitutas) o mecanismos legales (por ejemplo, la adopción).


Esta intervención de la sociedad es particularmente necesaria en América Latina y el Caribe donde los niños, adolescentes y jóvenes son más de la mitad de la población del continente (55%). Niños sin familia, sin amor, sin acceso a la educación, es decir, niños en extrema miseria física y moral, muchas veces consecuencia de la desintegración familiar (Santo Domingo, Conclusiones, Nº 221).


Decía el Papa Benedicto XVI el año pasado: Pienso, sobre todo, en los niños huérfanos o abandonados a causa de la miseria y la disgregación familiar, pienso en los niños víctimas inocentes del sida, de la guerra o de los numerosos conflictos armados existentes en diversas partes del mundo; pienso en la infancia que muere a causa de la miseria, de la sequía y del hambre. La Iglesia no olvida a estos hijos suyos más pequeños y si, por una parte, alaba las iniciativas de las naciones más ricas para mejorar las condiciones de su desarrollo, por otra, siente con fuerza el deber de invitar a prestar mayor atención a estos hermanos nuestros, para que gracias a nuestra solidaridad común puedan mirar la vida con confianza y esperanza.